Llevaba ya bastante tiempo con ganas de perfilar esta entrada.

El viaje a la Bretaña Francesa lo realizamos hace ya unos años, cuando los lilliputienses solo eran un proyecto y aún no sospechábamos que siendo 4 íbamos a disfrutar viajando aún más que siendo 2…

Ese viaje fue especial por muy diversos motivos, primero porque viajamos para encontrarnos con muchos y grandes amigos, segundo, porque no teníamos fecha de vuelta (íbamos a recorrer la Bretaña sin prisas) y tercero, porque fue un viaje de continuas anécdotas y de recuerdos fabulosos.

De hecho, tenemos tan buenos recuerdos que estamos planteándonos volver quizás este verano y es por ello por lo que he vuelto la vista atrás para tomar nota de aquellos recursos que podrían ser más idóneos y divertidos para ir con los lilliputienses.

Bajo mi punto de vista, la zona de la Bretaña francesa es una zona muy buena para viajar con peques. Nosotros la recorrimos en coche, a nuestro aire, lo que nos permitió tomarnos nuestro tiempo en cada lugar e ir modificando la ruta sobre la marcha. No hicimos distancias largas, por lo que con lilliputienses hubiese sido muy fácil recorrerla. Aunque quedo pendiente de hacer mi “tradicional” post de Puntos Clave del viaje, si os adelantaré que en esta ocasión el alojamiento que utilizamos fueron Gites de France, una serie de casas rurales distribuidas por toda la zona, absolutamente espectaculares (al menos las que visitamos nosotros). En la gran mayoría de ellas, compartías alojamiento con el propio propietario de la casa, lo cual fue perfecto para ayudarnos a conocer aún más la zona, y descubrir la gran amabilidad y lo divertido de la lengua bretona…

Por ello, aquí os dejo una serie de 8 ideas que, bajo mi punto de vista, son muy chulas si vais con lilliputienses, como siempre, basadas todas en mi experiencia propia.

Un listado que espero disfrutéis tanto como yo he disfrutado haciéndolo. Por supuesto, hay muchas más, pero ahí va mi selección…

1.- Vannes

Preciosa localidad bretona que parece sacada de un cuento y ubicada a la orilla del golfo de Morbihan. Sin duda un lugar para descubrir paseando o en bici, pero con tranquilidad, disfrutando de sus fantásticas casas entramadas de madera. Para los lilliputienses, además de jugar a descubrir las maravillas de cuento de la población, os recomiendo un paseo por los Jardines de la Muralla, visitar su puerto, o montar en barco por el golfo de Morbihan.

Los Jardines de la Muralla son geniales para que los peques los recorran a sus anchas disfrutando además de la espectacular muralla de la ciudad. Con multitud de flores y arbustos, en verano es también lugar para representaciones y pequeñas actuaciones.

Desde el puerto de Vannes salen varios barcos que recorren el golfo de Morbihan y sus islas. La mayoría de estas islas son privadas, por lo que no se puede llegar a ellas, pero el paseo en barco es genial para ir con peques. Nosotros hicimos el recorrido y nos encantó.

2.- Menhires de Carnac

Absolutamente espectaculares. Son un conjunto de alineamientos megalíticos situados al norte del pueblo de Carnac. He leído que es el monumento prehistórico más extenso del mundo. Hay varios alineamientos pero os recomiendo que, para no cansar demasiado a los peques, vayáis directamente a Le Menec, donde los peques alucinarán con el Gigante de Manio, un menhir de más de 6 m de altura.

3.- L’ille de Groix

Es una de las islas que junto a otras 14, forman la llamada la asociación de las Iles du Ponent. Desde Lorient se puede coger un ferry que os dejará en esta bella y tranquila isla. Ya el hecho de hacer el recorrido en ferry (de unos 45 minutos) supone toda una aventura para los lilliputienses. El plan que nosotros hicimos y que os recomiendo es recorrer la isla en bicicleta. Sus dimensiones (8 km de largo y 3 de ancho) la hacen perfecta para ello. Paisajes espectaculares, playas donde descansar y darse un baño (imprescindible llevar el bañador) y un pueblo pequeñito donde parar a tomar algo, hacen que la jornada sea magnífica. Os recomiendo llevar mochila con lo necesario para los peques porque aunque en el pueblo hay recursos, mejor no tener la necesidad de tener que “salir corriendo”.

4.- Bosque de Broceliande.

El Bosque de Broceliande o Bosque de Paimpont está ubicado a unos 30 km al suroeste de Rennes y tiene una extensión de unas 7000 has. Paimpont, es la localidad que se ubica en el centro del bosque, junto a un enorme estanque.

Este bosque es muy recomendable visitarlo si vais con peques ya que es el centro de multitud de historias relacionadas con el Rey Arturo, Merlín, hadas y mucha, mucha magia. Y eso para ir con lilliputienses mola mucho. De hecho, hay varias rutas que parten de Broceliande y con las que puedes recorrer varias poblaciones siguiendo las pistas del Rey Arturo. En él podréis encontrar, entre otros recursos, la tumba de merlín (dos extrañas rocas llenas de notas y ofrendas de parte de todos los visitantes); el Castillo de Comper y su lago (donde vivió Viviana, la “dama del lago”, el amor de merlín) en el que se ubica el Centro del imaginario del Rey Arturo;

o el roble Guillotin, un ejemplar milenario y de 9 m de circunferencia. Como ya véis, el entretenimiento está asegurado.

5.- Castillo de Josselin

Este castillo es precioso, y con un patio inmenso visitable (además de parte del interior) que te da mucho juego para visitarlo con los peques. Ubicado en la localidad de Josselin, pueblo medieval al que se puede llegar en barca, desde algunas de las localidades cercanas (aunque nosotros llegamos en coche).

6.- Oceanópolis de Brest.

Ubicado en la localidad de Brest, una muy recomendabe jornada es la visita a su Oceanópolis, un espacio de 8.000 m2 aprox. donde se pueden encontrar un millar de especies, espectáculos variados y divertidos con la que los peques se lo pasarán bomba.

7.- Saint Maló

Una de las ciudades - joya, que descubrí durante el viaje y que se caracteriza por tener un centro histórico amurallado. Una de los paseos recomendables es precisamente por la muralla.

Si vais con peques os recomiendo aprovechar cuando la marea esté baja para visitar el Fuerte Nacional, construido frente a la muralla en un islote que queda totalmente aislado cuando la marea sube. Toda una aventura ir andando hasta él, visitarlo y volver. Y si podéis mostrarle a los peques, cómo está con la marea baja y como queda con la marea alta alucinarán. De hecho, nosotros visitamos Saint Maló por la tarde y volvimos por la mañana precisamente para ver el cambio de paisaje. Espectacular.

8.- Mont Saint Michel

En realidad, Mont Saint Michel no está en la zona de la Bretaña Francesa sino que pertenece ya a la parte de Normandía. Pero es uno de mis lugares preferidos y no podía dejar de incluíroslo. Este lugar es mágico para los adultos, por lo que no quiero yo ni pensar qué tiene que ser para los ojos de un niño. Su silueta imponente, sus callejuelas estrechas, esa subida a la abadía, San Miguel matando al demonio y la espectacularidad de las mareas hacen que tanto mayores como pequeños alucinen.

De Mont Saint Michel se podrían escribir miles de entradas (y más yo, que soy fan absoluta). Os recomiendo que si podéis, esperéis en la Abadía el tiempo durante el que se produce la transición de la marea, ya que es simplemente increíble ver como puede llegar a avanzar el mar de esa forma.

Eso sí, os recomiendo ir con paciencia porque la subida a la Abadía justo en la cima del monte puede resultar pesada para los más peques. Y si podéis, llevad mochila portabebés.

Pero lo mejor, lo mejor de todo…tomarse el bocata en la base de Mont Saint Michel, mientras sube la marea y te mojas los pies en el agua….Insuperable.

¡Que tengáis un gran miércoles!

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