Visitar el Gran Teatro de Epidauro con niños fue una de las experiencias que más nos impactó de nuestro paso por el Peloponeso (Grecia). Quizás será porque es la primera zona arqueológica que visitamos en Grecia, o por su espectacular estado de conservación, pero la realidad es que nos pareció increíble que hubiese viajado a través de los años de esa forma. De hecho, actualmente se sigue utilizando para celebrar en él conciertos y representaciones teatrales.
Ya sabéis que el primer país que visitamos este verano durante nuestro periplo por los Balcanes fue Grecia. Llegamos a Grecia a través del puerto de Patras, en ferry y desde Ancona (Italia). Nuestra llegada estaba condicionada por las fechas en las que debíamos estar en Atenas (viajaba allí por trabajo) y en realidad no disponíamos de mucho tiempo para visitar la extensa zona del Peloponeso. Teníamos poco más de 1 día para explorarlo.
Como el viaje hasta Grecia era largo (1 día y medio de coche, más 1 día en ferry con noche incluida), y teníamos tan poco tiempo hasta llegar a Atenas, decidimos elegir solo 1 lugar que pudiese gustar a los niños. Preferíamos centrarnos en 1 sitio, conocer bien su historia y que ellos no se cansaran y pudieran disfrutarlo, más que hacer una ruta maratoniana y que el cansancio nos estropease la experiencia.
Tras mucho leer e investigar, nos decidimos por el Teatro de Epidauro, y a día de hoy os aseguro que estamos contentísimos de la elección. Básicamente hubo tres razones por las que nos decidimos por él: la primera, saber que es el teatro mejor conservado de todos los teatros antiguos existentes (y con muy poca restauración realizada); la segunda, que es el modelo del resto de teatros griegos que se han construido, y la tercera, que es el teatro con la mejor acústica del mundo (o eso dicen). Nos daba la impresión de que podríamos ver algo «original» y emblemático para que los peques lo tuvieran de referencia.
El Teatro de Epidauro es solo una parte de un complejo arqueológico que incluye también el Santuario de Asclepio y un museo con los restos y esculturas encontradas allí. En conjunto, una zona muy completa para que los niños tuvieran una primera aproximación a la Grecia clásica. Además, el Santuario de Asclepio está declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Las comunicaciones no son especialmente buenas para llegar hasta el Teatro de Epidauro. Está ubicado al noreste de la Península del Peloponeso, y si tenéis posibilidad, lo más fácil y flexible es ir en coche (1,5 h desde Atenas).
Si no, podéis ir en autobús hasta el pueblo de Epidauro desde Atenas, y desde allí hay también autobuses que te acercan a la zona arqueológica. Aunque por lo que he leído los horarios no son especialmente buenos.
Si vais en coche, os encontraréis una enorme zona de aparcamiento gratuito a vuestra llegada al complejo arqueológico, junto a varios restaurantes y tiendas de comida rápida, helados, etc. Si necesitáis avituallamiento, no tendréis problema.
La visita está estructurada en varias zonas: el Teatro, el Museo y la zona arqueológica. En mi opinión, lo más atractivo para los niños es el Teatro, y después el Museo. El orden que nosotros seguimos para realizar la visita fue primero el Teatro (ya que era nuestro principal objetivo y queríamos que los niños lo disfrutaran frescos y con ganas); después la zona arqueológica; y por último el Museo. Y no fue mala elección. En la zona arqueológica los peques se cansaron un poco al final, pero aún así estuvo bastante bien.
La duración de la visita fue de unas 2.5 h aproximadamente.
1- Cómo visitar el Teatro de Epidauro con niños
Descúbreles la historia y sus protagonistas.
Lo primero de todo e imprescindible en general para visitar cualquier lugar en Grecia, hay que contarles la historia que hay detrás. La mitología griega es maravillosa, con historias increíbles (unas más aptas que otras para niños) pero que seguro encandilará a tus peques. Así lo hizo con los míos. Mi hija está totalmente enamorada de la historia de Apolo y su carro con el que diariamente sacaba el Sol, y de su hermana Selene encargada de la Luna. ¡Aumentarás mucho su atención si la historia capta su interés! ¡Os lo aseguro!
¿Y cuál es la historia del Teatro de Epidauro? ¿Quién está detrás?
Se piensa que Epidauro es el lugar donde nació (o apareció) Asclepio, Dios de la Medicina en la mitología griega, e hijo del Dios Apolo y de la humana Carónide. Asclepio no llegó a conocer a su madre, pero Apolo, le entregó a Asclepio al centauro Quirón para que lo criara. Este centauro era médico y le enseño a Asclepio todo lo que él sabía, convirtiéndolo en un magnífico y famoso médico.
Os aseguro que una historia en la que se mezclan niños y centauros que los cuidan es suficientemente atractiva para que los peques quieran conocer el lugar. Los detalles más escabrosos de la historia cada uno los añade a su gusto.
Así, todo el recinto está concebido en honor a Asclepio, aunque el Santuario es el edificio especialmente dedicado a él, del que solo se conservan unas cuantas columnas en la zona arqueológica. Sin embargo, el lugar no era solo un santuario donde adorar a Asclepio (y a otros dioses más) sino que acabo convirtiéndose en destino de peregrinos que viajaban hasta allí en busca de la curación de sus dolencias. Según parece, dentro del Templo de Asclepio existía una fuente de agua milagrosa que utilizaban los sacerdotes para curar a los enfermos. Así, durante vuestra visita encontraréis los restos del Templo, pero también los de un antiguo albergue donde se hospedaban los que acudían al lugar en busca de remedio.
También en honor al Dios Asclepio se comenzaron a celebrar cada cuatro años, las llamadas «Asclepeia», unas fiestas que incluían pruebas gimnásticas y musicales. Según parece para la celebración de estas fiestas fue para las que se construyeron el Teatro y un estadio que también veréis en la zona arqueológica.
Atravesad la puerta de entrada del Teatro y observad a vuestro alrededor.
El Teatro es colosal. Tiene capacidad para 14.000 personas y una vez te encuentres en él, observadlo despacio porque os sobrecogerá. Enséñale a los niños el escenario, su forma circular, las gradas…el estado de conservación es tan magnífico que realmente puedes jugar a imaginártelo lleno de espectadores observándote mientras permaneces en el centro del escenario. Explícales que es el modelo a partir del cual se construyeron otros modelos de teatros y compáralo con algún teatro en el que ya hayáis asistido a algún espectáculo. Encontrarán el parecido seguro.
Subid a las gradas, sin mirar atrás.
La altura de las gradas son impresionantes, pero aún más impresionante es la imagen que descubrirás cuando subáis hasta la parte superior y miréis hacia atrás. Nos habían aconsejado que subiésemos del tirón, sin mirar atrás, y así lo hicimos. Os aseguro, que llegado este punto, los niños estaban tan emocionados que siguieron al pie de la letra las instrucciones y no miraron ni una sola vez hacia atrás hasta que llegamos arriba. Y mereció la pena.
Una vez arriba, nos movimos por las gradas a nuestro antojo. Nos sentamos, nos movimos, nos volvimos a sentar, disfrutamos del paisaje. Todos éramos conscientes que estábamos en un lugar especial y así lo disfrutamos. Subimos y bajamos todas las veces que nos apeteció hacerlo.
Curiosidad: las diferentes secciones de las gradas están indicadas con letras griegas gigantes. Quizás pueda ser un buen momento para aprender alguna de ellas.
Escuchad atentamente desde las gradas…¡se oye todo!
Uno de los aspectos que hace que el Teatro de Epidauro sea tan famoso es su acústica. Y es que sentados desde las gradas más altas podréis oir a los visitantes que estén hablando en el escenario ¡sin micros ni nada!. Y efectivamente es así, es muy fácil de comprobar. Aquí si que alucinaron los niños y nosotros. ¡Qué capacidad de diseño la de los griegos!
2- Cómo recorrer el complejo arqueológico con niños
Tras el subidón del teatro, los niños salieron lanzados hasta la zona arqueológica y muy a su pesar, no les resultó tan llamativa (es muy difícil superar el Teatro). Recorrimos los restos del antiguo albergue donde se alojaban los enfermos que venían a la zona, el Templo de Asclepio, y fuimos leyendo la información que encontrábamos a nuestro paso, ya que el recorrido por la zona está interpretado.
Hay también dos partes diferenciadas, una menos atractiva quizás que son los antiguos resto de ese albergue donde se alojaban los peregrinos (los restos son «más pequeños» y por tanto se veían peor.
En la segunda parte, se puede observar mejor los restos del Templo, y del resto de construcciones, y resulta más llamativo.
Para superar la prueba de la zona arqueológica, aprovechamos para aprender de las columnas que encontrábamos a nuestro paso, los 3 órdenes clásicos (dórico, jónico y corintio) y nos montamos nuestro propio juego de adivinanzas con cada columna.
El pequeño concurso animó la situación y nos permitió superar con éxito el recorrido. Al final del itinerario, se llega también al estadio, que resulta muy chulo de ver y te da pie a alguna que otra historia atractiva para los peques.
3- Entrada al Museo de la Excavación Arqueológica
Por último, nuestra visita al complejo de Epidauro finalizó en el Museo de la Excavación, donde podréis descubrir muchas de las figuras que se han encontrado en la zona arqueológica. Entramos casi por casualidad, porque uno de los peques se asomó y le llamó la atención las enormes figuras de su interior. Y nos alegramos muchísimo de entrar.
Es un museo muy pequeñito, luego lo recorreréis bien con los niños. A los míos les llamó bastante la atención las estatuas que allí nos encontramos. Además, allí podréis ver uno de los capiteles corintios que mejor se conservan de toda la excavación por lo que nos vino genial para la clase de arte clásico que habíamos comenzado durante el recorrido por la zona arqueológica. ¡Y los dos adivinaron a la primera que se trataba de un capitel corintio! No se puede pedir más.
Otros consejos…
- Llevad zapatos cómodos. Estaréis andando por un yacimiento arqueológico por lo que os recomiendo que os dejéis atrás las chanclas o cualquier otro tipo de zapato que pueda hacer que tropecéis, especialmente los peques.
- Ropa también cómoda, y si lo visitáis al igual que nosotros en verano, fresca, porque pasaréis calor en el recorrido.
- Agua en vuestras mochilas.
- Apostaría porque podéis entrar con carrito, aunque os puede resultar bien incómodo. Lo de subir por las gradas con él, no tiene sentido (tendríais que dejarlo abajo) y aunque no recuerdo (aparte de las gradas) otro tipo de escaleras, el camino es irregular y sería cansado llevarlo. Mejor sin él.
- ¡Déjales que hagan fotos! El teatro da mucho juego para despertar la curiosidad. ¡Que hagan todas las fotos que se les ocurra!
- ¡A divertirse! La visita a un yacimiento arqueológico con niños es posible. Quizás si los saturas puedan cansarse pero bien elegidos pueden ser una magnífica experiencia. ¡Alucinaréis!
Espero que os haya gustado. A nosotros nos encantó. ¿Habéis visitado con los niños algún yacimiento arqueológico? ¿Cómo fue la experiencia? ¡Espero vuestras recomendaciones!
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Para el resto de turistas, que vayamos con niños puede ser molesto o irritante, pero para los padres, hermanos o familiares es una de las cosas más gratificantes que se pueden hacer. Conocer cosas nuevas y compartir emociones y experiencias.
Yo siempre lo recomendaré
Saludos