Un lugar curioso, sin lugar a dudas.
Una pequeña gran ciudad, tremendamente llamativa y activa, con barcos por los canales, aviones situándose en las pistas del aeropuerto, vehículos de todo tipo en las autopistas y personas moviéndose por las calles. Y cuando digo pequeña, es en el sentido literal de la palabra… todo está construido a un tamaño 25 veces más pequeño que en la realidad. Y todo está dotado de movimiento con lo que es realmente espectacular.
Se trata de Madurodam, la ciudad más pequeña de Holanda y ubicada en La Haya. En ella están representados los elementos más significativos del país y son todos una réplica exacta de los originales. Se extiende en una superficie de 18.000 m2 y se recorre a través de una ruta numerada que permite asegurarse que no te dejas ningún elemento sin ver. Las zonas verdes son una pasada. Son todas reales y los mantienen a una altura de unos 60 cm con podas constantes. El conjunto simula una típica ciudad holandesa. Sin duda, es una opción magnífica para visitar si viajas a La Haya con niños.
Su origen es también muy curioso ya que se trata de un monumento a un caído en la guerra. La ciudad fue financiada por sus padres y sus beneficios eran donados al Sanatorio de Estudiantes. Actualmente la Fundación Madurodam sigue realizando obras benéficas en favor de la juventud. Un dato que me llamó mucho la atención es que la ciudad tiene un Concejo Municipal Juvenil compuesto por 22 alumnos de enseñanza media de La Haya y que son los responsables de elegir anualmente al alcalde de Madurodam, encargado de las inauguraciones de las nuevas maquetas y exposiciones que se organizan allí.
Las entradas podéis comprarlas por Internet, o bien allí en las taquillas. Por lo que he leído, ahora están realizando obras de remodelación y el recinto estará cerrado hasta Abril 2012, con lo que evidentemente, no es posible comprar las entradas. El precio era de 15€ / adulto y 10€ /niño (3-11 años). Los menores de 3 años no pagan.
Nosotros combinamos la visita a Madurodam por la mañana (almorzamos allí), con la tarde en la playa de Scheveningen. Y nos quedó un día estupendo. Desde Amsterdam, fuimos en coche hasta La Haya y Madurodam (1 hora aprox.). Es posible también ir en tren desde Amsterdam Centraal a La Haya y desde allí, en tranvía hasta Madurodam.
La visita merece la pena si vas con lilliputienses. Mi lilliputiense mayor alucinó con las miniaturas, porque la verdad es que son espectaculares, cuidadas hasta en el último detalle.
Y como en general, en todo lo que nos encontramos durante el viaje, las atenciones y facilidades para los peques abundan. Al entrar al parque, a los pequeños les dan un librito que simula un pasaporte y en cuyo interior pueden encontrar juegos y pasatiempos con los que describen las diferentes provincias y regiones holandesas, con sus principales características. Una vez dentro, encuentras dos restaurantes, tronas y cambiadores, una zona para carritos, un “campo” de juegos con columpios y atracciones varias, una zona de picnic, etc. aparte por supuesto, de lo atractivas que son las miniaturas para ellos. También hay un trenecito que recorre todas las instalaciones. El recorrido señalizado lo hicimos sin problema con el carrito doble.
Los únicos aspectos a tener en cuenta que os señalaría son,
- primero, el gran número de visitantes que había ese día (y sospecho que el resto de los días era muy parecido, al menos en verano) que por momentos me llegó a agobiar un poco. Por este motivo, si pensáis comer en alguno de los restaurantes existentes, no estaría de más que hiciéseis la reserva previamente, no vaya a ser que os encontréis con todo ocupado…Los datos de contacto del lugar son Madurodam, George Maduroplein 1, 2584 RZ, La Haya, Tfno. +31 (0) 70 416 24 00.
- segundo, os recomiendo gestionar bien el tiempo (no pararse mucho al principio del recorrido) ya que al final, si tardáis en exceso, puede hacerse un poco pesado para tus lilliputienses y para tí. Todo en su justa medida. En una mañana, se ve tranquilamente y el descansito en el campo de juegos es fundamental.
En conclusión, muy, muy recomendable. No os lo perdáis.
¿Véis como Lilliput existe? 😉