Ruta del refugio de Estós en el Valle de Benasque

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Refugio de Estós

Esta ruta la hicimos solo parcialmente. Se trata de un sendero que transcurre por parte del Valle de Estós, una zona de bosques con un paisaje espectacular en todo el recorrido.

Tal y como nos indicaron, se trata de una ruta un poco larga para hacerla con peques en su totalidad. Pero si se puede hacer parcialmente, ya que el entorno es precioso (como ya es habitual en la zona). Así nos lo indicaron y por tanto, tomamos como punto final de la cabaña de Santa Ana, un pequeño refugio de pastores que se encuentra en el mismo sendero.

El punto de partida del sendero se encuentra a unos 3 km de Benasque. Una vez pasado el pueblo, se puede ver un desvío a la izquierda en el que se señaliza Estós. Tomando ese desvío se llega a una amplia zona de aparcamiento, desde donde comienza la ruta. En realidad, se puede continuar con el coche un poco más arriba, aunque no os lo recomiendo ya que la zona de aparcamiento que hay arriba es muy, muy pequeña y se llena enseguida (apenas caben unos poquitos coches).

Una vez aparquéis, la ruta no tiene pérdida porque transcurre por la pista (es parte del sendero GR-11) y va avanzando paralela al río. EL hecho de que el sendero transcurra por la pista a nosotros nos resultó un poco incómodo. De hecho, este sendero nos resultó especialmente duro, lo que se lo achacamos en parte a la pendiente, en parte al tipo de suelo y en parte a que…quizás estábamos más cansados es día ;-). Además aunque el camino trancurre paralelo al río, al principio apenas puedes verlo (a los peques les resultó también más difícil el comienzo). Llega un momento en que debes cruzar el río a través de un pequeño puente, lo que a los lilliputienses les encantó. Una vez cruzado el puente hay un banco dispuesto donde podéis sentaros a descansar un rato.

Un poco después, ya llegamos a la cabaña de Santa Ana, punto que inicialmente iba a ser el final de nuestra ruta.

Sin embargo, tras hablar con otros senderistas decidimos continuar un poco más hacia adelante. Justo pasando la cabaña, a la derecha se extiende una pequeña pradera que se deja caer hasta el río y que, a nosotros, nos resultó estupenda para parar y almorzar. Un rato bien tumbados, descansando y jugando. Los peques pudieron aproximarse al río (qué les gusta a mis lilliputienses una corriente de agua) a lanzar alguna piedra que otra.

Tras la parada, continuamos un poco más hacia adelante con el objetivo de llegar hasta una fuente cuya existencia nos habían hablado varios senderistas durante el camino, y que decidimos buscar para rellenar las botellas de agua. Y efectivamente, la fuente la econtramos solo un poquito más arriba de la “pradera” donde habíamos descansado. Objetivo cumplido. Bebimos agua varias veces y comenzamos la vuelta.

La vuelta nos resultó más fácil. Bueno….y eso que tengo que decir que debimos acelerar el paso, porque una nube gamberra decidió que era el momento para llover un rato :-D. Pero por suerte, no fue nada desastroso….

Una muy bonita ruta para hacerla en familia. Otra más para incorporar al cuaderno de ruta de la zona. ¡Qué ganitas tenemos de volver! 😀

¡Muy feliz martes!

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