Este fue uno de los lugares que, junto con Dinant, más nos entusiasmó de nuestra visita a Valonia (Bélgica) el pasado verano gracias a la Oficina de Turismo de Bélgica.
A pesar de que disponíamos de poco tiempo para visitar Waterloo, y que (todo sea dicho de paso) el tiempo no acompañó demasiado, nos encantó esta experiencia, especialmente a los niños. Puedo afirmar que todos nos quedamos con la boca abierta ante la imagen del león encima de la colina.
Waterloo es una ciudad pequeña ubicada en la provincia de Brabant-Wallon. Está situada a unos 30 min al sur de Bruselas, y es especialmente famosa porque fue el lugar donde ocurrió la batalla entre los franceses con Napoléon al mando y las fuerzas británicas, holandesas y alemanas dirigidas por el duque de Wellington y el ejército prusiano del Mariscal Campo Gebhard Leberecht von Blücher. Esta famosa batalla de Waterloo ocurrió el 18 de junio de 1815 y tras ella, Napoléon abdicó y fue exiliado a la isla de Santa Elena.
En realidad, poco os puedo contar de la ciudad en sí. Nuestro itinerario consistió en visitar alguno de los lugares emblemáticos vinculados a la batalla dentro y fuera de la ciudad. De hecho, es muy curioso porque podría afirmar que la ciudad de Waterloo está configurado como un enorme museo al aire libre, e interpretado, para conocer cada uno de los detalles de la famosa batalla.
Para ello existe un circuito que el visitante puede seguir por su cuenta o guiado en autobús y con el que se puede conocer el Museo Wellington (ubicado dentro de la ciudad), y el Campo de Batalla (a unos 10 minutos en coche desde el museo) donde están el Centro de Visitantes, el Panorama de la Batalla, la Colina del León y el Museo de Cera. Además, a poca distancia del campo de batalla se encuentra el cuartel general de Napoléon Bonaparte.
En nuestro caso, al disponer de poco tiempo visitamos el Museo Wellington y el Campo de Batalla. El Museo porque pensamos podría ser un buen punto de partida para tener una buena panorámica de todo lo ocurrido y la Colina porque sin duda, al tratarse de un lugar abierto y en definitiva tan «espectacular» pensamos que le encantaría a los peques. Y así fue.
El Museo Wellington nos sorpendió nada más llegar por su apariencia. Cuando pensaba en un museo no me lo imaginaba así. Se trata de una casa pequeña, con una gran ambientación de la época y que da una riquísima información histórica sobre todo lo acaecido durante las nueve horas que tuvo de duración la batalla. De hecho, en la visita puedes ir conociendo qué fue lo que ocurrió hora a hora el 18 de junio de 1815. Nos encantó el fabuloso panorama que da del momento histórico que fue la batalla de Waterloo.
A la hora de visitar el Museo Wellington con niños os señalo varios puntos. En primer lugar, no es accesible. El Museo está estructurado en varias plantas, y las escaleras son estrechas, lo que supone un inconveniente para visitarlo con carrito. Es decir, no os imaginéis un museo de amplias salas y ascensores que circulan de una planta a otra. Sin embargo, a la entrada del museo en el mostrador de información-venta de entradas, nos guardaron el carrito sin ningún problema y lo recogimos a la salida. Como siempre os comento en estos casos, mucho mejor con mochila porta bebés. Si el niño es un poco más mayor, probablemente debáis cogerlo en brazos para subir de planta y agilizar la visita.
Por otro lado, la visita se realiza con unas audioguías. En este caso, las había también en español, por lo que los niños pudieron llevar cada uno de ellos su propia audioguía. La visita tiene una duración estimada de unos 45 minutos, pero lógicamente no pudimos seguir el ritmo de las audioguías (con dos peques de 3 y 5 años, resulta complicado, al menos a nosotros). En nuestro caso optamos por intentar contarles historias que les ayudasen a mantener su atención durante el recorrido. Eso sí, en el museo hay muchos elementos que ayudan a que eso sea posible.
Una vez visitado el Museo Wellington, nos dirigimos directamente al Campo de Batalla. El león nos esperaba. Fuimos en coche y es divertido ver el león encima de la colina al irte aproximando. El Campo de Batalla dispone de un aparcamiento sin coste (solo cuesta visitar las diferentes instalaciones) y un bar-restaurante donde se puede almorzar o pararte a descansar un rato.
El lugar resulta muy divertido ya que hay un «grupo de soldados » que se dedican a dinamizar el lugar. Nosotros nos lo encontramos nada más llegar, puesto que habían salido a desfilar en la puerta y lo hacían de manera muy «ruidosa» para llamar la atención. A los peques les encantó.
Además, tenían su campamento establecido a los pies de la colina del león, y de vez en cuando un sonoro cañonazo nos daba un gran susto! :-D. Es divertido verlos, y acercarte a hacerte una foto con ellos (bueno, si te atreves, que con esas armas que llevan no sé yo…jaja).
Por supuesto, una vez que accedimos al recinto de la Colina del León o Butte du Lion (cada uno de los recursos tiene acceso independiente), nos fuimos directos para subir! Los peques se fueron como locos a pesar de la altísima cuesta con escaleras que debíamos «escalar» para llegar al león.
Recomendación, tanto en la subida como una vez en la cima, hay que tener precaución con los peques, ya que la baranda que rodea al monumento solo está formado por una barra, con lo que los más pequeños deben tener cuidado con sus movimientos, ya que pueden pasar perfectamente por debajo.
Las vistas de la cima, realmente espectaculares. Merece mucho la pena la subida!
Los peques lo pasaron bomba, además en el pie de la Colina pueden correr a sus anchas. Bueno…hasta que vieron el campamento de los soldados, que cuando se dieron cuenta que estaban allí, la pequeña no se quería acercar…
Quedamos pendiente de visitar el resto de recursos. El Museo de Cera seguro que también les hubiese encantado….así que ya tenemos excusa para volver!
De momento, y con los recuerdos de ese imponente león encima de la montaña, os deseo una gran semana.
¡Que tengáis un gran lunes!
Que bueno! me lo apunto para mi proxima visita a Belgica!
Es una experiencia muy buena y divertida para los peques! Ya me contarás! jeje Un besito grande y gracias por pasar por aquí!
Hola! Voy a Bélgica el 31 d mayo y pienso visitar Waterloo. Estaba en dudas pero tu experiencia me a hecho cambiar de opinión. Voy con las na peque de 2 años y medio. Ya te contare a la vuelta.
Genial Enrique. Espero tu experiencia! 🙂 Nosotros guardamos un recuerdo buenísimo de esta fugaz visita a Waterloo. La Colina del León a los peques les encató. ¡Ya me contarás! Buen viaje y a disfrutarlo mucho.