En nuestra escapada a Marruecos y tras visitar la bella ciudad de Chefchaouen en el norte de Marruecos, una de las actividades que más nos gustó del viaje fue la espectacular ruta de trekking hasta el Puente de Dios, ruta que hicimos con la gran compañía de ViajesMarrakech.
El llamado Puente de Dios o Al Cántara d´Rabi, se encuentra ubicado en el Parque Nacional de Talassemtane, en las montañas del Rif, al norte de la provincia de Chaouen, en dirección a Tetuán. Saliendo de Chaouen y en una media hora, siguiendo siempre las indicaciones de nuestro guía llegamos a Akchour, donde siguiendo la pista un poco más hacia delante, dejamos el coche aparcado y seguimos el camino a pie.
Camino hacia Akchour
El camino en coche por la pista nos permitió descubrir un paisaje espectacular, y que ya nos hacía sospechar lo que íbamos a disfrutar durante la ruta. Bueno, ya sabéis como disfrutamos nosotros con este tipo de actividades :).
Pequeña Mezquita. Camino hacia Akchour
Pasando por varias aldeas
Pasamos por varias aldeas, hasta finalizar en la falda de las montañas en una pequeña zona de aparcamiento y donde, siguiendo con la vista la montaña hacia abajo podíamos descubrir la presa del Río Farda. Una vez dejado el coche, y desde ahí, comenzamos la subida.
La subida comienza suave
La ruta transcurre en todo momento en paralelo a este río, que en verano además proporciona múltiples lugares para darse un buen baño. Como nuestra visita la hicimos en pleno diciembre, no pudimos disfrutar esta parte acuática de la ruta, pero así tenemos excusa para volver.
La subida comienza suave, pero a medio trayecto se hace fuerte, tenedlo en cuenta si os animáis a hacerla con los peques, pero os aseguro que merece la pena. La sensación de sentirte en medio de las inmensas montañas, bordeando el cañón es increíble.
¿Nos véis? ¡Estamos ahí!
Los niños se portaron como unos auténticos montañeros. Teniendo en cuenta que las edades eran de 5 y 7 años, subieron el desnivel sin pestañear y disfrutaron del recorrido y del paisaje tanto como nosotros o más.
Eso sí, hay que reconocer que en todo momento hay que ir con máxima precaución, ya que la ruta transcurre por la falda de la montaña, y en algunos tramos, nadie podía permitirse el lujo de dar un traspiés. En eso, fue una maravilla poder contar con la experiencia y la orientación del guía que nos iba avisando en cada tramo de todo lo que debíamos tener en cuenta.
El Puente de Dios
Al final de la subida y por fín, cuando ya pensábamos que tendríamos que volvernos sin verlo, apareció de repente el Puente de Dios. Sin duda, de una belleza magnífica. Se trata de un puente de roca natural que une la garganta del Río Farda, construido por el propio río con el paso de los años y a unos 35 m de altura. En verano, cuando hay menos agua dicen que se pueden acceder a la zona inferior del puente aunque en el resto de estaciones se puede llegar hasta la zona superior del puente. En nuestro caso, y debido a la hora (en breve anochecía) y a ir con los peques (que ya habían hecho una ruta impresionante), no llegamos a pasar por el puente, ya que según nos comentó el guía podía ser peligroso con los niños. Así, nos quedamos arriba y disfrutamos todo el tiempo que pudimos de semejante maravilla, antes de comenzar el descenso.
¡Ahí estamos los aventureros! Con el Puente de Dios al fondo
El descenso lo hicimos bien, aunque si en la subida os he comentado que la precaución debía ser extrema, en el descenso esta afirmación es incluso mayor. Bajamos poco a poco el desfiladero, despacito, combinando adultos y niños para ir con más cuidado, y disfrutando aún más (si eso era posible) del paisaje. Fue increíble la bajada y especialmente recordaremos el momento en que nuestro guía se pudo a cantar con los peques en árabe. Él cantaba y ellos repetían la canción, bajando casi sin darse cuenta de la caminata que llevaban. Simplemente genial.
¡Volvemos!
El descenso lo finalizamos en la presa del Río Farda, pasada la cual, nos encontramos con un bar pequeño, donde al sonido de los tambores de unos jóvenes que se divertían nos tomamos unos de los tés más ricos de todo el viaje (o a mí me supo así). Descansamos antes de recoger el coche, y dejamos que la noche llegase por fin, finalizando un día que había sido perfecto.
Una ruta que recomiendo sin dudar para hacer con peques. Eso sí, con precaución, como siempre que vamos a la montaña, calzado adecuado y los ojos bien abiertos. Tened en cuenta que transcurre por el desfiladero. Pero os aseguro que ni vosotros ni vuestros peques lo olvidarán. ¡Una maravilla!
La duración total del trayecto fue unas 3 horas. Debido a que la hicimos por la tarde, y que al ser invierno anochecía temprano, no pudimos continuar más allá del Puente de Dios, aunque ya os digo que nuestro guía nos recomendó que en cualquier caso para los peques podía complicarse el camino.
- CURIOSIDADES SI REALIZÁIS LA RUTA DEL PUENTE DE AKCHOUR CON NIÑOS:
-En la zona de las montañas, existen MACACOS ROJOS. Y si estáis bien atentos podéis verlos bajando a beber agua al río. Una forma de mantener la atención de los más pequeños durante todo el camino, os lo aseguro.
-En el comienzo de la subida y antes de abandonar la pista, las cabras te salen al camino, con el consiguiente gustazo de los peques.
-En este tramo de pista, es curioso, te encuentras con amplias zonas cultivadas de cannabis, a ambos lados de la pista y que por el momento en el que se encontraban, se podían ver los altos ramos que habían sido ya recogidos frente a las pequeñas plantas que salían. Y es que mucha gente en esta zona vive de este cultivo.
-La zona de las montañas del Rif es la zona de Marruecos de mayor riqueza hídrica: cataratas, ríos, lluvias…y supone una de las mayores fuentes de vida para muchas familias que dependen de la tierra.
-En nuestro camino, no nos encontramos a nadie realizando la ruta, salvando a unos niños y campesinas nada más dejar la aldea. Bien por la época del año, bien por el itinerario seguido pero íbamos solos con las montañas.
-Tras el descenso, pasamos por una zona de pozas que en verano bien hubiésemos disfrutado con un baño. ¡Vamos, que es una ruta increíble!
Como recomendaciones las ya habituales: buen calzado, agua y algo de picar (aunque en esta ocasión la comida no la probamos hasta que finalizamos la ruta), y extremar la precaución con los peques (especialmente en el descenso). Por la temporada y momento del día, el sol no nos castigó, pero imagino que en otra época del año, debe hacer calor y más con la subida. Disfrutar del entorno al máximo y mostrarles a los peques la inmensidad de las montañas. Nuestro guía, también les enseñó plantas y muchas otras curiosidades.
¿Conocíais esta ruta? ¿La habéis realizado con vuestros peques? 🙂
¡Que tengáis un gran martes!
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Me ha encantado. La verdad es que nos queda mucho por descubrir de Marruecos, lo cual me recuerda que ¡tenemos que volver! jejeje.
Siempre un placer leerte 🙂
Si! Hay que volver pronto!!!! Que además nos pilla cerquita a nosotras! 🙂 Muchos besos
Buenas Pilar; que ilusión releer el post. Me alegro que disfrutarais de la excursión. Nos vemos pronto. Un abrazo a toda la familia
Ohhhh Que buenos recuerdos! Hace ya casi un año!!! Esperamos poder volver pronto porque nos quedamos con muchas ganas de más. Un saludo y mil gracias. Seguro que nos vemos pronto!