Nos gusta mucho decir que a través de los viajes, los niños aprenden muchas cosas. Y eso es radicalmente cierto.
Pero cuando una piensa en viajar con los peques (al menos yo) se imagina en lugares lejanos (exóticos a ser posibles) con muchos aviones de por medio y muchas aventuras por vivir (es que a estas alturas estamos ya con mono de avión, se nota, no?).
Sin embargo, no es necesario irse tan lejos, para que un día, un bonito día de campo por ejemplo, sea una gran aventura de la que, como siempre, aprendamos muchas cosas. Y lo que más me gusta de todo es que los lilliputienses aprenden con cada situación, por muy simple que te parezca… por supuesto, aprenden de tí, de como gestionas cada momento, y como no…tú aprendes también de ellos, de cómo ellos también lo hacen.
Y haciendo esta reflexión, me apetece mucho contaros todo lo que aprendimos en un solo día, a una distancia de media hora de Córdoba, en una zona fantástica llamada La Sierrezuela, y en una casa rural que por motivos diversos, no pudimos disfrutar mucho, llamada Casa Rural La Salud (Posadas).
(Inciso: ya sabéis que nos encanta el campo. Que somos más montañeros que de playa…De hecho aquí en el blog podéis encontrar algunas aventuras tales como el Valle de Benasque, o el Valle del Jerte. No lo podemos disimular…)
Así, éste que os cuento hoy, fue un día en el que andando por el campo, nos pasó todo esto…
- Aprendimos a mirar a lo lejos en el horizonte pero también justo delante de nuestros pies. Pasamos de un paisaje a otro… Lo cual no es moco de pavo. Tan difícil es saber mirar lejos como saber reconocer justo lo que tienes delante de tus ojos.
- Descubrimos que efectivamente, un palo, es un auténtico tesoro…y cuanto más grande sea…mejor!
- Nos dimos cuenta que si a uno le da miedo algo…¡hay que mirarlo de frente! (que conste que no os digo quien tenía miedo de quien en esta foto)…
- Identificamos que hay ciertos tesoros que ¡sí puedes coger! ¡Vivan los espárragos!
- Recordamos que todos debemos siempre ayudarnos en el camino. Es una regla fundamental. Siempre puedes llevar a alguien más pequeño que tú. Da igual que sea en una primera planta…
o en una segunda!
- Otra de las reglas fundamentales: Si cruzas “un río” sin saltar… ¡te mojas los pies! Y anda que no les gusta eso…
- Vivimos como en una sola tarde…puedes enamorarte perdidamente de un gato! Y siempre os quedaréis con la duda de quien se comió la galleta.
- Y yo aprendí, entre otras muchas cosas, que no debo preocuparme más por el lugar donde pueden dormir mis lilliputienses cuando viajamos. Tantos años preguntando y pidiendo cunas, camas supletorias o de mayor tamaño… para descubrir que tal y como temíamos…¡les da igual!. Y es que cuando al llegar a una casa nueva y les dices a tus peques “Venga! elegid el sitio que más os guste para dormir!”…te pasa esto…
Conclusión: por eso me gusta tanto hacer cosas con mis lilliputienses…porque si somos capaces de disfrutar tanto y aprender tanto en un simple día de campo a una distancia de media hora de casa…¡cómo nos lo vamos a pasar el día que vayamos a Japón!
Y vosotros…¿qué habéis aprendido en un día?
¡Qué tengáis un gran martes!
Este fin de semana hicimos un pequeño tramo de camino con los enanos! Sus primeros 8 km! y ha sido una experiencia única! a ellos lo de dormir en dos albergues diferentes los ha emocionado!! y a nosotros verlos disfrutar!!
Saludos
WomanToSantiago
Siiii! Es así! Ellos alucinan con estas cosas! (bueno, y nosotros también). Enhorabuena por esos 8 km (que no son poco!!!!) y a seguir disfrutando mucho.
Un abrazo 😉
¡Qué post más bonito! Los grandes descubrimientos y los momentos especiales están ahí, a la vuelta de la esquina… Y tan maravilloso es disfrutarlos a kilómetros de distancia como en esos parajes singulares que rodean nuestras ciudades. Un beso, guapa.
Verdad absoluta! Y como nos gusta disfrutar esos momentos verdad? Un besito grande para tí y tus 3 princesas! 😉
Que entrada más bonita, Pili! Llevas toda la razón, la felicidad con nuestros niños no requiere destinos lejanos, ni experiencias nunca vistas ni parques de atracciones…en las pequeñas cosas y aventuras podemos disfrutar muchísimo. Y qué envidia les dará a los míos ver esta cama tan original!
jajaja…si los tuyos ven esta cama te piden que les pongan una en casa!!! Pero esto es chollo…fíjate lo que podemos ahorrar en alojamiento desde ahora…
Ojalá seamos siempre capaces de disfrutar con nuestros peques de cada pequeño detalle…aquí o en un lugar lejano. Paara practicar, vamos a intentar hacerlo en cada lugar que visitemos! 😉 Un besazo
Me ha encantado! Desde luego, viajando con niños tienes aventura y risas aseguradas, vayas donde vayas. Da igual. Y cuanta razón tienes:todo lo que aprenden y ¡aprendemos de ellos! Cada día te sorprenden con algo nuevo.
¡Qué divertido es viajar con los peques! No lo cambio por nada.
A mi es de lo que más me gusta: lo que aprendemos de ellos. Además, te obligan a ser mejor 😉 y eso mola. Ojalá viajemos muuuuuucho con ellos a lugares cercanos y lejanos. Un besito!