Tenía ya muchas ganas de comenzar a hablaros del viaje a Lanzarote, que hicimos hace un par de años y del que guardo muy buen recuerdo, especialmente porque fue el primero que hicimos con la familia «al completo». En ese momento, la pequeñita acababa de llegar a casa hace poquito, así que, con este viaje, pudimos inaugurar nuestros viajes de 4.
Fue un viaje que nos sirvió mucho para desconectar y recuperar parte de la tranquilidad que necesitábamos. Estábamos aún en plena fase de adaptación al «número 4» y lo pasamos genial.
Los Jameos del Agua o el también llamado «cueva gigantesca» por mi lilliputiense mayor, es un lugar precioso y con múltiples sorpresas para los más pequeños. Se trata de la primera de las espectaculares obras del artista César Manrique en la isla de Lanzarote. Su función es ser Centro de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo (uno de los siete existentes). Ubicado en la zona norte de la isla, para acceder a él, basta con seguir la LZ-1 en dirección Norte, hasta llegar a la indicación del desvío al lugar.
Los Jameos del Agua es un lugar localizado en el interior de un tubo volcánico, en concreto del producido por el Volcán de la Corona (según he leído hace 5000 años que el volcán entró en erupción). El Centro está muy próximo a la costa y debe su nombre al lago que se encuentra en su interior, originado por filtración (se encuentra por debajo del nivel del mar). Un «jameo» es aquella parte del tubo volcánico en la que el techo se ha derrumbado abriendo un gran agujero sobre el terreno.
Al llegar al lugar, una gran explanada para aparcar te recibe, además de una figura de un cangrejo gigante ;-). Una vez pasada la explanada, se encuentra la taquilla para la entrada. En aquel entonces, mis peques no pagaban casi ninguna de las visitas que realizábamos ya que eran muy pequeñitos (4 meses y 2,5 años). De hecho, para el acceso a los Jameos solo pagan entradas los mayores de 7 años.
Los Jameos del Agua es un lugar para visitarlo y disfrutarlo con tranquilidad. Ésta es mi principal recomendación. Pasear por él despacio y observar todos sus detalles. Tomaros todo el tiempo que necesitéis! Lo merece.
Un punto a tener en cuenta es la dificultad de acceso para los más pequeños. No se puede visitar con carrito de bebé. Hay escaleras varias que lo dificultarían muchísimo. La mochila portabebé es imprescindible. En su interior hay un bar-restaurante, en el que si llevas comida para bebé, te la pueden preparar o calentar sin problema. De hecho, nuestros peques almorzaron allí, para que no se les hiciera demasiado tarde.
En el centro encuentras 3 Jameos: el Jameo Chico, el Grande y el de la Cazuela.
El Jameo chico constituye la entrada al lugar. Se trata de una entradita muy pequeña, que continúa en una curiosa escalera de caracol. Este Jameo está unido al Grande por un pasillo.
Allí, os encontraréis con una espectacular balconada, con abundante vegetación por doquier y donde encuentras el bar. Si os planteáis tomaros algo, podéis sentaros bien en una de las mesas existentes en la balconada o bien, bajando unas escaleras, en la zona de abajo, más próxima al lago interior. Si vais con peques, os recomiendo que os lo toméis abajo, zona a la que podéis aacceder a través de las escaleras habilitadas para ello.
Enseguida veréis el lago, que puede cruzarse a través de una pasarela lateral (mientras el peque alucina). El lago es muy bonito. En él vive una especie endémica de cangrejo (ciego) blanco, de apenas 1 cm de longitud y que hace que las transparentes aguas del lago estén llenas de puntos plateados. En primer vistazo, puedes pensar que estos puntos son monedas en el fondo, pero si te fijas bien…
Para los peques es genial. Mi lilliputiense mayor alucinó descubriéndolos. ¡Y había a montones!. También reciben el nombre de los «jameitos».
Pasando el lago, hay ubicadas mesas y bancos de madera para sentarse a tomar lo que hayáis pedido en el bar o simplemente a descansar. Eso sí, no hay valla que «impida» el acceso al lago…aviso a los papás más «temerarios» ;-). No se puede quitar el ojo de encima al lilliputiense. Pero es absolutamente genial para ellos.
Precioso lugar.
Tras el lago, llega el Jameo de la Cazuela en el que se encuentra el Auditorio, espectacularmente construido en el interior de la gruta volcánica. Una piscina, rodeada de paredes blancas te hace pasar de la cierta oscuridad del lago a una claridad muy fuerte. Cómo si la luz hubiese aparecido de repente.
Desde ahí, y a través de otras escaleras se accede a un centro de información, en una planta superior. Es muy bonito también este recorrido por las vistas que te permite tener. Y también tiene guardada por ahí alguna que otra sorpresa ;-).
En definitiva, fue un lugar que disfrutamos todos mucho (bueno, la pequeñita estuvo gran parte del recorrido durmiendo ;-)…solo se despertó para montarse en el coche de vuelta…
Una visita muy recomendable…grutas mágicas espectaculares, vegetación por doquier, cangrejos únicos por descubrir, escaleras que no se sabe muy bien a donde van… ¡una cueva gigante!.
Otro lugar para volver pronto 😉
¡Qué tengáis muy buen miércoles!
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¡Qué sitio tan espectacular!
Es alucinante. Lanzarote entero es alucinante, con su paisaje tan característico. Una auténtica belleza 😀 Gracias por pasar! Un saludo
Nosotros hemos estado varios años veraneando en Lanzarote y la verdad es que la isla es impresionante, no tanto por su vegetación (inexistente, jajaja) sino por su característico paisaje
Nos quedamos con ganas de ir de visita nocturna, a algún concierto
Un saludo
Efectivamente!
Nosotros descartamos lo de la visita nocturna, acabábamos reventaos del día y con un bebé era muy difícil. Pero quizás si volvemos lo intentemos! Un beso grande. Me da mucha alegría verte por aquí!!!! Gracias