Disfrutando de los Sotos de la Albolafia

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Hace un par de domingos, en uno de esos días de sol que tenemos por aquí en febrero, quedamos un grupo de amigos para disfrutar de uno de los paisajes más ricos que tenemos en Córdoba capital: nuestra ribera.

Tenemos la suerte de que una pareja de nutrias se ha instalado en el entorno de los Sotos de la Albolafia y nos traen a toda la ciudad de cabeza intentando verlas. Para los que no conozcáis este entorno, os diré que los Sotos de la Albolafia comprenden el tramo del río situado entre el Puente Romano y el Puente de San Rafael, y que están declarados Monumento Natural desde 2001.

Sotos de la Albolafia

Os recomiendo que, si visitáis la ciudad, no dejéis de pasear por esta zona.

Primero, porque te permite pasear por estos dos puentes citados. El Puente Romano, tras las últimas remodelaciones es una zona peatonal, concurrida, alegre y desde las que las vistas del Arco del Triunfo y la Mezquita, lo convierten en paseo obligado. El Puente de San Rafael, con su monumento al arcángel, te permite tener una vista magnífica de los Sotos y del Puente Romano. Mirad si no, la foto que hizo mi amigo Alberto desde allí.

Entre ambos puentes, se sitúa el acceso de bajada a a zona de ribera. Ni lo dudéis: bajad y disfrutad del espectáculo de vistas y de la naturaleza en medio de la ciudad. El acceso es muy bueno, está adaptado a minusválidos y se puede visitar tranquilamente con un carrito de bebé.

En los Sotos encontraréis vegetación de ribera (sauces, álamos, adelfas, zarzas, carrizos, etc.). Pero lo más espectacular es la riqueza ornitológica de esta zona. Se han detectado más de 120 especies en este tramo del río. Son visibles a simple vista, con lo que el espectáculo está asegurado.

Evidentemente, esta riqueza de aves es un atractivo muy efectivo para los lilliputienses. Nosotros para pasar la mañana de domingo, decidimos contactar con CordobaViva, una empresa cordobesa que está organizando salidas para la observación de las aves, y así poder aprovechar mejor el tiempo, ya que ellos conocen e identifican a la perfección las especies existentes.

Y nos lo pasamos genial.

Bueno, antes de que sigáis leyendo esta actvidad, tengo que advertiros de una cosa: nuestros lilliputienses eran muy pequeños….si. Creo que la actividad realmente se aprovecha para niños mayores, quizás a partir de 6-8 años. Pero en cualquier caso, fue muy divertido. Os cuento.

Las reservas de la ruta, la podéis hacer a través de la web de Cordobaviva. Las rutas comienzan a las 11.00 del sábado o del domingo y duran aproximadamente unas dos horas. Pueden realizarse tranquilamente con un carrito de bebé. El precio es de 5€ /adulto y 3€ / niño menor de 8 años. Al final de la ruta, está incluido un refresco en una taberna próxima al punto de encuentro.

El punto de encuentro con los guías, es el Punto de Información Turística situado al lado del Alcázar de los Reyes Cristianos. Allí, nos encontramos con Javier, quien se quedó alucinado con la «patulea» de lilliputienses que llevábamos :-D. Según nos contó, éramos los primeros «inconscientes» que nos atrevíamos a ir con los peques.

Punto de Encuentro

Nos entregaron a cada uno de nosotros unos prismáticos especiales, y a los niños, unos anteojos. Además, también disponíamos de unas guías de aves que nos permitían en todo momento identificar y ver más claramente a cada una de las especies avistadas. Hay que decir que necesitamos una sesión previa de «uso de los anteojos» para que nuestros peques aprendiesen a utilizarlos ;-). El mío en concreto, cuando se colocaba el anteojo en un ojo, bien cerraba los dos ojos a la vez (con lo que era bastante difícil ver nada ;-)) o bien los abría los dos a la vez, con lo que el anteojo no le servía para nada. En cualquier caso, fue un panzón de reir.

Desde allí, nos dirigimos hacia el Puente Romano donde nos paramos e hicimos los primeros avistamientos.

Puente Romano hacia la Calahorra

Puente Romano hacia el Arco del Triunfo y la Mezquita

Los cormoranes fueron los que más les gustaron a los lilliputienses. Era una pasada verlos cómo se sumergían a pescar y como, tras un tiempo volvían a aparecer con el correspondiente pescado en el pico. Genial. Éstos podían verse sin necesidad de prismáticos, con lo que fueron más fácil de disfrutar por los niños.

Cormoranes

Los adultos pudimos descubrir a los martinetes comunes, la gallineta, el andarríos, las lavanderas, mosquiteros, e incluso el martín pescador. A mi me gustaron especialmente las garzas. La verdad es que es increíble, como, si vas con alguien que te enseña a mirar, puedes ver tal cantidad de especies allí. Además, Javier nos iba informando de cada especie que iba apareciendo, no solo para identificarlas, sino contándonos hábitos y características de cada una de ellas.

Desde el Puente Romano, bajamos a la ribera. Allí los niños disfrutaron mucho de tener el río tan cerca. De nuevo los cormoranes hicieron su aparición y por supuesto muchas ánades que tenían a los peques muy entretenidos. Ahí tuvimos la suerte de ver a la lavandera cascadeña.

Ánades en la ribera

Vista del Puente Romano

Y de ahí, al puente de San Rafael.

Desde el Puente de San Rafael

Toda la actividad de nuestro grupo podéis conocerla en el resumen que CordobaViva tiene en su web.

Fue una jornada muy buena. Desde aquí le doy mi más sincera enhorabuena a CórdobaViva por la actividad tan bonita, interesante y educativa. Y por supuesto muchas gracias a Javier por su amabilidad y paciencia infinita, intentando que viésemos las aves más escondidas, y enseñando a los peques. Eso sí, las nutrias no las vimos. Otra vez será.

Os lo recomiendo. No hace falta ser un experto en ornitología para realizar esta ruta, basta con tener un poquito de interés y por supuesto curiosidad por la Naturaleza. Es una ruta muy recomendable tanto para cordobeses como para visitantes ya que el recorrido es por una de las zonas más bonitas y con mejores vistas de la ciudad.

Los niños en realidad, solo vieron las especies más obvias (por eso os recomiendo, que sean un poquito mayores). Pero es una estupenda actividad para generarles curiosidad y enseñarles el bonito mundo de las aves. Ahora, cada vez que pasamos por esta zona, mi lilliputiense mayor me pide que nos paremos porque quiere ver los cormoranes, y eso es simplemente genial.

Así que, aquí tenéis otra idea para pasar una agradable mañana de fin de semana.

Y es que Córdoba está llena de bonitas sorpresas.

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